"Todos los martes por la tarde, las señoras y las chicas de la Cruz Roja se reunían en el salón del Ayuntamiento, que estaba justo debajo del vestíbulo de la biblioteca. Cuando se quedaba vacía unos momentos, Louisa bajaba y entraba en la habitación llena de mujeres. Había decidido tejer una bufanda. En el sanatorio había aprendido a tejer con el punto más sencillo, pero no a echar los puntos ni a rematar, o se le había olvidado"