Cuando en las madrugadas excéntricas me secuestran los paréntesis insomnes, siempre impertinentes, y aparezco violentamente en la vigilia, desearía regresar y desaparecer de inmediato en mi placentero letargo. Escondida tras el frágil velo de mis párpados cerrados escucho impaciente los silencios que deambulan alicaídos alrededor de mi almohada.
Invariablemente un aluvión de secuencias:
recuerdos difusos, proyectos en espera, musas atrevidas, temores absurdos, simplezas supinas, manos amigas, rostros amados, canciones aprendidas, divinas sopranos, Verben mit Präpositionen, ideas obsesivas, objetos perdidos, chocolate en el paladar, heridas incurables, la lista de la compra, el horno repleto de bizcochos, un poema de Celan, Frau Bartolotti, calor, starke Verben, ecuaciones sin x, fotografías, raíces cuadradas, amigos recuperados, frío...busco el edredón.
Y por fin, el torbellino de imágenes muere en la puerta del sueño.